domingo, 13 de febrero de 2011

La ostra que quería ser rosa

Pese a lo que pueda parecer...el mundo no ha cambiado desde que vio la luz por primera vez. El mismo perro con distinto collar. Y con él, el ser humano, una raza curiosa la mires por donde la mires.
El hombre prodiga unos valores utópicos, ideales...que distan ABISMOS de la cruel y dura realidad.
Un ser vano y superficial que premia únicamente valores poco auténticos y efímeros, como la belleza. Y deja en el tintero otros maravillosos como la generosidad, la inteligencia o la capacidad de sonreír.

Pero, realmente, quien se acuerda ahora de la alopecia de Einstein, la boca mellada de Séneca o la celulitis de Marie Curie. Es más, ¿A alguien le importa?
Tristemente, esos valores se olvidan en el día a día, donde solo importan los kilos que te falten para estar sana (cuantos mas mejor), el maquillaje asfixiante o salvaguardar las apariencias para no parecer ni demasiado puta ni demasiado mojigata.

Todo ello hace que autenticas "ostras" que en su interior guardan maravillosas y brillantes perlas (que duraran eternamente), quieran ser descerebradas rosas que, con el paso del tiempo, se marchitaran y acabaran en el cubo de la basura...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta mucho tu blog!!

elba

Dadá dijo...

Muchas gracias! Los tuyos son geniales! Ya los estoy siguiendo ;)

awkward dijo...

Es genial la entrada. Lo peor es que no le falta razón... por triste que sea...

Elena dijo...

Me ha gustado mucho mucho!
Y como dice Lectora de sueños, lo triste es que tiene tanta razón...

Dadá dijo...

Gracias :) Y claro que tiene razón! Y un nombre también, SUPERFICIALIDAD