jueves, 6 de enero de 2011

Perdiendo trenes

No sé que pasa en mi cabeza, a veces pienso que soy idiota...
Siempre me quejo de las oportunidades perdidas, de los trenes que no he cogido. Y no precisamente porque no haya llegado a tiempo. 

Yo estoy en la estación y veo al tren llegar con su chup-chup de acompañamiento. Me levanto como una loca para apoderarme de un buen sitio y disfrutar pero cuando llego a la entrada me paro en seco... Dudas, dudas y más dudas.
"¿Qué pensarán los demás?","¿Y si este tren no es para mí?,"y si hay otros trenes mejores?"...
Pues al final eso: NADA

Realmente estoy harta pero cada vez que digo que voy a cambiar el miedo se apodera de mí. Me las doy de mujer dura y fría cuando realmente soy una niñita confusa y aterrada. ¿Miedo a qué? A ser feliz....

3 comentarios:

awkward dijo...

Perdemos el norte la mayoría de las veces, perdemos el tren, el autobús... y vemos salir aviones
que parece que no van a volver nunca...

así que no deberíamos dejar ir a alguien que luego vamos a echar de menos, porque alomejor es tarde.

Dadá dijo...

Me encantaría ser como tú, tan valiente, y al final consigues lo que quieres! :)

Elena dijo...

Es natural que al escoger un camino nos preguntemos que habría ocurrido de haber elegido el otro. ¿Cuál es el correcto?

Pero... ¿De qué valen los arrepentimientos? Cuando escogemos una opción después de haberlo pensado debemos seguir hasta el final con ella. No sirve de nada arrepentirse, por ello no lo vamos a hacer! :D