sábado, 19 de marzo de 2011

La mujer invisible

Me pesa el andar, es como si llevara miles de abrigos de visón colgados. Capas y capas de fastidiosos kilos que no me permiten moverme con libertad.

Puestos a ser sinceros, he de admitir que no me hace falta toda la ropa que me compro, no necesito salir de fiesta cada fin de semana ni abusar del alcohol, tampoco necesito destacar en la carrera ni estar enganchada al ordenador horas y horas... No necesito comer chocolate, subir a la Sierra, escuchar la radio hasta que me piten los oídos ni dormir más de doce horas los fines de semana.
Me sobran las joyas, el maquillaje, el perfume, la laca de uñas y mi taza de de por las mañanas.

Realmente, lo que tengo me sobra o, mejor dicho, no es lo que realmente me hace falta. Son capas superpuestas al más puro estilo de la cebolla de Shrek.
No obstante, caigo en un gravísimo error al admitir que mis "capas" son capas porque, según la RAE, capa es "aquello que cubre o baña alguna cosa". Sin embargo, si metes la mano dentro de mis abrigos de visón, no vas a encontrar una "cosa", de hecho, no vas a encontrar nada.

Soy un enorme agujero negro que se agranda por momentos y que amenaza con destruir no sólo al perfil que me autoimpongo cada mañana, también a todos los que me rodean.

Porque yo estoy vacía, porque no hay absolutamente nada dentro de mi, porque,a veces, lo único que una mujer encesita es tener a alguien a su lado que le diga que la quiere.

domingo, 13 de febrero de 2011

La ostra que quería ser rosa

Pese a lo que pueda parecer...el mundo no ha cambiado desde que vio la luz por primera vez. El mismo perro con distinto collar. Y con él, el ser humano, una raza curiosa la mires por donde la mires.
El hombre prodiga unos valores utópicos, ideales...que distan ABISMOS de la cruel y dura realidad.
Un ser vano y superficial que premia únicamente valores poco auténticos y efímeros, como la belleza. Y deja en el tintero otros maravillosos como la generosidad, la inteligencia o la capacidad de sonreír.

Pero, realmente, quien se acuerda ahora de la alopecia de Einstein, la boca mellada de Séneca o la celulitis de Marie Curie. Es más, ¿A alguien le importa?
Tristemente, esos valores se olvidan en el día a día, donde solo importan los kilos que te falten para estar sana (cuantos mas mejor), el maquillaje asfixiante o salvaguardar las apariencias para no parecer ni demasiado puta ni demasiado mojigata.

Todo ello hace que autenticas "ostras" que en su interior guardan maravillosas y brillantes perlas (que duraran eternamente), quieran ser descerebradas rosas que, con el paso del tiempo, se marchitaran y acabaran en el cubo de la basura...

sábado, 29 de enero de 2011

Sufrir en silencio.

Hoy ha sido un día de esos...

Todavía no he encontrado mi sitio en el mundo. Llevo tanto tiempo esperándolo que me empieza a parecer que aquí no hay nada para mí...

Me siento vacía.
Veo a la gente tan feliz, con sus aspiraciones, con cosas buenas a las que aferrarse, con algo por lo que luchar... y me da envidia, porque yo no tengo nada de eso.

Vivo de los recuerdos, porque es lo único que me hace sonreir desde hace meses.
Antes me frustraba y luchaba por lo que quería y si fracasaba lo volvía a intentar.
Pero son ya tantas batallas perdidas... y tan seguidas... que creo que voy a dejar de luchar. Me rindo

domingo, 16 de enero de 2011

El amor es el motor del mundo

Actualmente hay 6.972.688.217 habitantes en el planeta y quizás sólo necesitas a una de ellos para ser feliz.

jueves, 13 de enero de 2011

Reflejos en el té de las cinco.



El ser humano es caótico de por sí. A todo le encuentra problemas. Nunca nada es suficiente.
Me gustaría conocer a una persona que se sienta bien consigo misma, que no necesite nada más, que se conforme con lo que tiene y que de las gracias a Dios por tenerlo. En resumen, que sea feliz.

Por el contrario, la mayoría de los mortales nos creemos "especiales", delirios de grandeza que nos hacen creer que nos merecemos absolutamente todo lo bueno del mundo y que siempre la vida es injusta con nosotros.
Dices que la gente que te rodea te decepciona... Pero, ¿Y si la decepción eres tú?. ¿Y si no das tanto como recibes y, en consecuencia, dejas de recibir?. Tu egocentrismo te dirá que claramente de la gente, que es muy desconsiderada y no se preocupan por ti tanto como deberían.

La vida no es un camino de rosas y mucho menos va a desarrollarse tal y como quieres mientras tú la miras sentado en el sofá. ACTÚA, LUCHA POR LO QUE QUIERES, SACRIFICA TODO POR TUS SUEÑOS (si es que realmente los deseas). Pero si no estás dispuesto a luchar, a esforzarte, a levantarte cada mañana con una meta en tu cabeza... Vuelve a tu sofá, pero acabas de perder el derecho de exigirle nada a la vida.

jueves, 6 de enero de 2011

Perdiendo trenes

No sé que pasa en mi cabeza, a veces pienso que soy idiota...
Siempre me quejo de las oportunidades perdidas, de los trenes que no he cogido. Y no precisamente porque no haya llegado a tiempo. 

Yo estoy en la estación y veo al tren llegar con su chup-chup de acompañamiento. Me levanto como una loca para apoderarme de un buen sitio y disfrutar pero cuando llego a la entrada me paro en seco... Dudas, dudas y más dudas.
"¿Qué pensarán los demás?","¿Y si este tren no es para mí?,"y si hay otros trenes mejores?"...
Pues al final eso: NADA

Realmente estoy harta pero cada vez que digo que voy a cambiar el miedo se apodera de mí. Me las doy de mujer dura y fría cuando realmente soy una niñita confusa y aterrada. ¿Miedo a qué? A ser feliz....

martes, 28 de diciembre de 2010

Cosas dulces... y no tan dulces.

La vida es como una caja de bombones. Nunca sabes cuál te va  tocar.
¿Nunca sabes cuál te va a tocar?.¡¡Claro que sabes cual te va a tocar!!
Si todos los bombones de tu caja son Mon Chéri sabes perfectamente cual te va a tocar. 

Y parece ser que sólo venden cajas de estos bombones.Así son ellos: dulces por fuera, sí... Y con una desagradable sorpresa en su interior (y con esto me refiero a la repugnante guinda, no al licor). Pero claro, el contenido alcohólico te hace adicta al bombón, y no puedes decirle que no cuando lo ves cerca -A algunas hasta le tiemblan las piernas-.

Tampoco hay que ser pesimistas... Dicen por ahí que, con mucha suerte, en tu pequeña caja puede haber algún que otro bombón diferente. Y por diferente no me refiero a desagradable por fuera, sino a delicioso en todos sus aspectos.
Las probabilidades son escasas pero yo me sigo aferrando a la estadística. ¿Quién sabe? Quizás la próxima vez que meta la mano en la caja me tope con algún Lindor, o puede que incluso con un Ferrero Rocher ;)

Lo único que me asusta es que, aun teniendo magníficos bombones donde elegir, me siga aferrando al estúpido Mon Chéri.